Stéfano Bachiochi (19) está en Villa María. Disfrutando de la compañía de su madre Graciela y sus hermanos Genaro y Gina. Instituto de Córdoba, el club que lo cobijó desde hace algunos meses, le aconsejó que pase estos días en Villa María, junto a sus afectos, al tiempo que vía on line tiene un plan de entrenamientos para desarrollar en su casa.
“Entiendo perfectamente todo lo que se está viviendo y es necesario seguir todas las recomendaciones. Nunca vivimos algo así y es lógico que estemos preocupados. El plantel que regresó de Brasil está aislado por unos días, es el proceso de cuarentena que debe cumplimentar. Uno de los contagiados fue el entrenador Jorge Jesús, el entrenador de Flamengo, campeón de la Copa Libertadores de América, que estuvo en el estadio en el partido de Instituto y antes también se contagió Mauricio Gomes de Mattos, uno de los vicepresidentes del club”.
El pibe sabe perfectamente lo que está ocurriendo a su alrededor y tiene conciencia de la gravedad de la emergencia sanitaria. Pasa gran tiempo en su casa y no descuida su preparación.
“Nos pidieron que nos quedemos en casa, y eso hago. Tengo un aro en el patio y entreno solo o con mi hermano (Genaro), que me ayuda siempre. Ahora tengo un entrenamiento on line que sigo al pie de la letra para que cuando me indiquen que deba volver retome los entrenamientos de la mejor manera”, señaló Bachiochi en diálogo con los periodistas de Tiempo de Deportes, el programa que se emite por FM 91.7.
“Hace unos meses jugaba en Sparta y de pronto me vi compartiendo la concentración en un hotel con un jugador norteamericano, refuerzo del equipo que era subcampeón del básquetbol argentino. Todo sucedió muy rápido y tuve que acomodar la cabeza a los cambios, que fueron muchos y grandes. Hubo días de tres turnos de entrenamientos y entre los cambios más notables fue el de la alimentación. Yo siempre comí sano, pero por ahí me permitía alguna gaseosa o una comida que no era la más conveniente. Debí olvidarme de todo eso. Hay un regimen alimenticio que seguir, en el deporte de alto rendimiento, como el básquetbol de Instituto, las gaseosas no están permitidas. Y casi sin darte cuenta tu físico va cambiando, te sentís mucho más fuerte, más seguro”.
Bachiochi remarcó el gran apoyo familiar que tuvo para llegar a Instituto (recomendaciones y puertas que se abrieron a través de Rubén Magnano y su hijo Francisco) y a carcajadas definió a su madre (Graciela Magallanes) más exigente que el propio Sebastián Ginóbili, hermano de Emanuel y entrenador de Instituto. “Imaginen lo que es mi vieja si es más exigente que Ginóbili. Está en todas, va, viene, pregunta, averigua, vuelve a preguntar, llama, habla con uno, con otro. Aún no tengo representante, pero ella ya sabe todo, o casi todo. No para. Y además se da tiempo para exigirme que en los ratos libres curse una carrera a distancia (on line). Así que me anoté en Marketing. Aclaro que no es así conmigo solamente, sino también con mis hermanos. Hay que seguirle el ritmo a mi mamá eh!, bromeó el pibe, alero, de 1,95 metros de estatura y sueños que ya no parecen tan inalcanzables.
“Todo esto que me pasó sucedió muy rápido y tuve que aprender y crecer de golpe. Yo bromeo con lo de mi vieja, pero gracias a Dios que la tengo y está en todos los detalles y que cuento con dos hermanos que me aconsejan y me cuidan. Vivo con Gina (su hermana) en Córdoba y ella muchas veces me cocina y me tiene que aguantar cuando estoy con la cabeza complicada. Genaro es un fenómeno, también está siempre, ayuda, empuja para adelante”, aclara, dejando para el final una convicción que lo acompaña como una certeza: “llegar hasta aquí no fue sencillo, pero lo que viene estoy seguro que será mucho más complejo, porque requerirá de un gran esfuerzo para poder ganarme un lugar. De algo estoy seguro, pondré todo de mi para conseguirlo, para tener todos los minutos posibles en el equipo de la Liga Nacional. Seguiré aprendiendo y luchando. De eso no tengo dudas. Este es un gran momento, pero lo que viene tiene que ser mejor”.