Alem y Ricardo Gutiérrez igualaron sin goles en Villa Nueva. Final de ida del torneo Apertura de la LVF. El domingo, segunda final en La Palestina. Casi tres mil personas se dieron cita en La Leonera, donde en la primera final de reserva Hipólito Yrigoyen de Tío Pujio le ganó 2-1 al local.
Un 0 a 0 no es tan mezquino como parece. Tiene mucho más contenido de lo que uno puede imaginarse.
Y en el fútbol lo que hoy es una verdad absoluta, siempre pasa a otro estadío cuando llegan acontecimientos para que lo que antes se sostenía como una sentencia, después de 90 minutos genere más de una controversia.
Alem se quedó en La Leonera, porque suponía que allí en las noches previas a los partidos “suceden efectos para-normales” en los que rivales vaya a saber por qué desconocidas cuestiones que invaden el espacio pierden efectividad, concentración y terminan sucumbiendo.
Ricardo Gutiérrez no sólo no perdió en Villa Nueva, sino que tampoco “sufrió el partido”. Su arquero (Michael Becco) tuvo una de los domingos más tranquilos de toda la temporada.
Por primera vez en muchos años no hubo transmisiones radiales y debe haber sido la final con más público de todas las que se disputaron en otro escenario que no fuese la Plaza Ocampo. Otra rareza.
Una final entre Alem – Rivadavia necesitó, según los registros, más de 100 adicionales de policía, hace algunos años. Ahora con menos de la mitad fue suficiente.
Volviendo al partido. El RG jugó para no perder. Y como queda dicho, no perdió, ni la pasó mal. El plan previo fue esperarlo a Alem, cortarle los caminos, fortalecer la zona defensiva y ser combativo en la mitad de la cancha. Y salió perfecto.
Ahora tendrá, nada menos que en su cancha, la posibilidad de ser campeón por primera vez en su historia. Pero para ello tendrá que atacarlo a Alem, cambiar la estrategia. No apostar por la resistencia sino por la ofensiva que lo lleve al triunfo. Con toda la presión por la localía, por lo que se supone dicta la lógica y el favoritismo como local (aunque para seguir con la cosecha de rarezas digamos que Alem le ganó 1-0 en Tierra Santa).
Alem no pudo ganar y se lamenta por ello, más allá que conoce de hazañas en territorios visitantes. El resultado (muchas veces conocido como lectura del diario del lunes) permite distintos análisis, que se hace el hincha, el dirigente y el jugador. ¿Y si hubiésemos elegido la Plaza Ocampo? se estará preguntando más de uno.
Ricardo Gutiérrez festejó el empate porque su lectura es que este 0-0 lo acerca al título anhelado. Alem se quedó con la mejor recaudación de todo el año, pero también con algunas (muchas) dudas. Futbolísticamente nada funcionó como lo esperaba ante el equipo de Heraldo Pereno que fue práctico, utilitario y aceitó todas las piezas para poner en funcionamiento “La máquina de impedir”.
Un 0-0 también da letra para analizar, desarmar un partido e imaginariamente comenzar a armar el que viene. Hay una semana para seguir hablando del tema. En la brevedad de lo acontecido uno tiene la sensación que con vistas al próximo partido le faltan piezas…o le sobran…
Rarezas de un 0-0.